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La agrupación coral Dzast Ahotsak nace en septiembre de 2006 con el objetivo de la exploración, práctica y difusión de repertorios de música coral poco habituales para la consecución de dos objetivos fundamentales. Por un lado, pretende recuperar a compositores olvidados de la música coral vasca y ampliar el repertorio mediante el encargo de obras. Por otro lado, quiere dar a conocer la variedad y riqueza del extenso repertorio coral de los siglos XX y XXI, demasiadas veces olvidado en el panorama musical coral. A pesar de ello, Dzast no deja de lado el repertorio coral de épocas anteriores, como la interpretación de madrigales de Monteverdi o Gesualdo. Dzast Ahotsak, dirigido desde su nacimiento por Jabolo Sagastume, es hoy en día, sin duda, una de las agrupaciones corales con mayor proyección de la ciudad. El proyecto que Dzast Ahotsak estrena en el Ciclo Bernaola toma como punto de partida el Officium Defunctorum de Cristobal Mora les, el compositor más representativo de la escuela sevillana del Renacimiento. A través de la emulación de dicha estructura ritual y ceremonial, como es la misa —en este caso de difuntos— y como es un concierto, se trata de construir un puente que permita recordar y honrar a los muertos, a través precisamente de la celebración de los vivos. Para ello, las antífonas de la Misa de Difuntos de Cristobal Morales se intercalarán con piezas musicales de muy diversas procedencias (Poulenc, Ibañez, Barber, Monteverdi, Gesualdo y Messiaen) que sustituirán a los salmos y a las diversas partes de la misa original. A pesar de dichas digresiones musicales que nos trasladarán a sonoridades muy diversas respecto de las originales, no se pierde en esta propuesta la esencia de las partes de la liturgia. La atracción fatal e irresistible entre la vida y la muerte, el ruego de absolución o la atracción por la tentación son conflictos humanos que trascienden épocas, religiones y fronteras, por lo que en la historia de la música occidental son muy numerosas las obras corales que podemos encontrar para representar esa narrativa. De hecho, solo en el rito, en la liturgia diaria de cada cual, en la celebración de la muerte como puente que da sentido a la vida, encontramos algo de ese mensaje que reza (valga la redundancia) “vida, dulzura y esperanza nuestra”.
Todos los conciertos son gratuitos hasta completar aforo.